La Comisión Europea define al emprendimiento social como aquella actividad empresarial cuyo objetivo principal es generar un impacto significativo sobre la sociedad, el medio ambiente y la comunidad local. Seis de cada cien empresas españolas pertenecen a la denominada Economía Social (unas 43.192 pymes y grandes empresas) lo que representa el 10% PIB de España, según datos de la Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES).
El emprendimiento social tiene como objetivo principal generar un impacto significativo sobre la sociedad, el medio ambiente y la comunidad local, en palabras de la Comisión Europea.
Además, las empresas sociales se gestionan de manera abierta y responsable con la intención de hacer partícipes a sus empleados, consumidores y todas las partes que, de alguna manera, forman parte en la cadena de su actividad comercial.
Los emprendedores sociales, como los que acompañamos en nuestros distintos programas de preincubación empresarial de TIMMIS, trabajan la innovación social para responder a necesidades aún no satisfechas de la sociedad.
Dicho de forma sencilla, un emprendedor social sería aquella persona que, a través de una idea innovadora, resuelve un problema de su comunidad.
Muchas empresas sociales generan un crecimiento sostenible porque nacen orientadas a generar un impacto medioambiental positivo y con una visión a largo plazo.
Además, al poner el foco en las personas y la cohesión social, las empresas sociales son el núcleo de un crecimiento inclusivo: crean puestos de trabajo sostenibles para las mujeres, los jóvenes y las personas mayores. Por tanto, los proyectos de emprendimiento social tienen un papel imprescindible en las transformaciones sociales y económicas afines a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), defienden desde la Comisión Europea.
Por su parte, la OCDE define a las empresas sociales como aquellas organizaciones que desarrollan “una actividad privada realizada en interés público, organizada con una estrategia empresarial, cuyo propósito principal no es la maximización de ganancias sino el logro de ciertos objetivos económicos y sociales, y que tiene la capacidad de generar beneficios”.
Así pues, podemos establecer cuatro criterios clave constituyen la base de cualquier emprendimiento social:
- Creación de valor social
- Uso principios y herramientas empresariales
- Soluciones innovadoras a problemas sociales
- Generan un cambio social
Economía social
Hablar de emprendimiento social implica, necesariamente, conocer los principios que articulan la economía social.
Los datos que maneja la Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES), constituida en 1992, reflejan que 6 de cada 100 empresas españolas pertenecen a la Economía Social , en concreto, unas 43.192 empresas, presentes en todos los sectores económicos con empresas de todos los tamaños desde multinacionales, pymes a pequeñas empresas, lo que representa el 10% PIB de España en concepto de facturación de sus empresas.
La Economía Social constituye una parte relevante del sector privado en España y en Europa donde se contabilizan más de 2,8 millones de empresas y entidades de Economía Social que aportan cerca de 14 millones de puestos de trabajo y el 8% del PIB de la UE.
“Son un ejemplo de que hay otra forma de generar riqueza, de compartirla y de responder a lo que la sociedad está demandando, y que además corrige desigualdades y desequilibrios sociales”, explican en el estudio Las empresas y entidades de la Economía Social como aliados frente al Reto Demográfico y la España Vaciada de CEPES.
Los principios –dice la organización- que orientan la economía social se basa en la “primacía de las personas y del fin social sobre el capital, que se concreta en gestión autónoma y transparente, democrática y participativa, que lleva a priorizar la toma de decisiones más en función de las personas”.
Otra de sus características es la promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca el compromiso con el desarrollo local, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la cohesión social, la inserción de personas en riesgo de exclusión social, la generación de empleo estable y de calidad, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la sostenibilidad.
En resumen, la economía social es un término global que hace referencia a todas aquellas entidades que conforman y promueven este nuevo tipo de economía, mientras que el emprendimiento social pone el foco en la innovación y los nuevos modelos de negocio.
Las ciudades intermedias y zonas rurales, claves en el emprendimiento social
La Economía Social aporta su peso decisivo en la España rural ya que estas empresas constituyen con frecuencia el único tejido empresarial existente en amplias zonas del medio rural, estas empresas no se deslocalizan, siendo la principal fuente de creación de capacidades emprendedoras en zonas rurales, así como en el mantenimiento de empleo y población en esas zonas, explica el mismo estudio de CEPES.
Ello hace que muchas personas puedan seguir viviendo en sus lugares de origen y que no se abandonen y degraden espacios y recursos de gran valor social, ecológico, histórico y cultural. Somos un importante aliado para combatir los efectos de la España Vaciada.
Otro estudio con título Análisis del impacto socioeconómico de los valores y principios de la economía social en España del año 2020, elaborado por CEPES en colaboración con CAJAMAR y del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, aporta datos que demuestran que la Economía Social tiene una presencia importante en las ciudades intermedias y zonas rurales, “y que su contribución a la creación de tejido empresarial y empleo es muy significativa”.
Las empresas sociales se ubican mayoritariamente en municipios menores de 40.000 habitantes, (60,2% de las empresas y 54,6% de sus trabajadores), representando el principal actor empresarial en estos territorios.
Estudio Análisis del impacto socioeconómico de la economía social en España
En cuanto al impacto de la economía social en el mundo rural, el estudio avala que tiene importantes efectos sobre la economía rural y que el 7% de las empresas y entidades rurales y el 5,2% del empleo rural pertenecen a la Economía Social.
Estos porcentajes suben notablemente cuando se analizan sólo a las empresas más jóvenes. En estos casos, el 47,4% de las empresas de Economía Social se ubica en las ciudades intermedias y zonas rurales y el 52,6% en grandes ciudades. En el caso de la economía mercantil, estos porcentajes son del 35,8% y del 64,2% respectivamente.
Deja una respuesta